¿Qué tenía Dios en mente cuando nos creó?
Si queremos entender bien qué significa ser hombre o mujer, no basta con mirar lo que vivimos hoy. Ni siquiera basta con mirar nuestras heridas o nuestros deseos. Tenemos que volver al origen. Porque solo si volvemos al principio podremos descubrir el plan original de Dios para nosotros.
Eso fue lo que hizo Jesús cuando le preguntaron sobre el divorcio: en lugar de responder con normas, les dijo a los fariseos: “Al principio no fue así” (Mateo 19,8). Y con esa frase, nos abrió una puerta a algo más profundo. Nos invitó a mirar el corazón de Dios cuando soñó al ser humano, antes de que el pecado dañara todo.
Dios no nos improvisó: nos soñó con amor
San Juan Pablo II, en sus primeras catequesis de Teología del Cuerpo, nos lleva justo ahí: al “principio”. Al momento en que el hombre fue creado a imagen de Dios, varón y mujer. Y lo que descubrimos es impresionante: fuimos creados no para estar solos, sino para amar. Para entregarnos. Para vivir una comunión de personas que reflejara la Trinidad.
Esto significa que nuestros cuerpos tienen un lenguaje, un significado. No son un accidente. No son algo separado de lo que somos. Nuestros cuerpos hablan del don, de la entrega, de la comunión.
Y esto se nota especialmente en la diferencia sexual: ser varón o ser mujer no es un problema que tengamos que resolver, sino un regalo que estamos llamados a descubrir.
Lo que vivíamos “en el principio” todavía nos habita
Puede parecer que hablar del plan original es solo algo teórico, lejano. Pero no lo es. San Juan Pablo II dice que aunque el pecado haya distorsionado la imagen, todavía queda en nosotros una “nostalgia del paraíso”. Un deseo profundo de vivir el amor como don sincero de sí.
Y por eso, si queremos vivir plenamente nuestra humanidad, necesitamos volver a ese principio. No para quedarnos en el pasado, sino para redescubrir desde ahí lo que estamos llamados a ser hoy. Porque el Evangelio no es solo para curar heridas… también es para revelarnos el gran “sí” que Dios pensó para nosotros desde el inicio.
Hazlo vida hoy: Dedica unos minutos a leer el capítulo 1 del Génesis. Imagina que estás ahí, cuando Dios creó al ser humano. Pregúntale: “Señor, ¿qué soñaste cuando me creaste a mí?” Escucha su respuesta en tu corazón.
¿Te gustó este tema? Puedes escucharlo completo en nuestro podcast en Spotify: https://open.spotify.com/episode/2PkxRoJa4ASjHw6B3UEXzF?si=58751ee4a4c040d6